lunes, 8 de septiembre de 2008

Nota de lector: "Mitos, emblemas e indicios" de Carlo Ginzburg

Me resulto muy interesante descubrir que había una relación entre el “método morelliano” que describe Ginzburg y el nacimiento del psicoanálisis. El método, cuyo objetivo es distinguir entre obras de arte auténticas y aquellas que no lo son, se basa en la observación de los detalles. Anteriormente se solía analizar las obras en su conjunto. Trataban de encontrar los rasgos característicos del autor observando las imágenes en su totalidad. Morelli en cambio, dejó al descubierto que en realidad lo propio de los artistas, lo que los diferencia de los demás, no aparece en la superficie. El sostiene que hay que buscar en los más mínimos detalles: la forma de las uñas, la conformación de las orejas, las pinceladas sueltas que caracterizan a los artistas más experimentados. Fue Morelli el que advirtió esos rasgos pictóricos (o indicios) que a la mayoría le eran imperceptibles.
Si se trata de asociar el paradigma indiciario con el tipo de conocimiento que se pone en práctica en el proceso de escritura, podemos decir que en todo escrito, se hallan rasgos de las influencias de aquel que lo produjo.
Cuando un escritor produce su trabajo, deja pistas para descifrar. Algunas veces lo hace intencionalmente y otras no. Esto se debe a que cuando uno escribe, pone en juego todos sus conocimientos. Cada lectura que hizo, cada opinión que escucho de otros… Todo se suma a la construcción de un trabajo escrito. No se trata de copiarse de otros, o de plagiar. Es lógico que cuando se escribe aparezcan ciertas características que remiten a otros escritores. El proceso de conocimiento, se basa en incorporar elementos que luego nos apropiamos de diversas maneras y utilizamos en nuestras producciones.

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