Comenzare mi reflexión con una frase que me dejo algo perpleja: “Admitámoslo: toda la información que se necesita ya está en Google. Las entrevistas nunca van más allá de eso”. Coupland sin duda exagera. Dudo que toda la información esté en el buscador más famoso del mundo. Es innegable que internet es una poderosísima arma de investigación. Sin embargo, no nos alcanza con solo utilizar esa fuente para obtener todos los recursos necesarios. Como futuros comunicadores, tenemos que aprender a entrevistar, conseguir la información por nosotros mismos.
Para lo mismo, este ejercicio fue muy útil. Conseguir la persona para entrevistar, realizar una lista con posibles temas para guiar el encuentro, saber preguntarle al entrevistado, entender sus silencios, leer en sus ojos las emociones que esconde tras sus palabras. El oficio de escribir no es fácil. Hay que tener mucha práctica. No es suficiente con ‘googlear’ al entrevistado para obtener información. Algunas veces se encuentran cosas de utilidad... pero muchas otras no. Muchas veces la data que se obtiene por este medio es imprecisa. Parafraseando a Arfuch, la indagación realizada en una entrevista tiene un carácter detectivesco. Es decir, el objetivo es conseguir información exacta, por lo cual lo más conveniente es ir directo a la fuente. Además, la idea es conseguir nueva información. Lo que ya existe no tiene impacto. Dice Ulibarri: “Una cosa resulta indudable: no es posible confeccionar trabajos de relevancia, efecto e interés si no están afincados en cierta tarea investigativa”. Mediante una entrevista se pueden llegar a descubrir ciertas cuestiones que hasta el momento no habían tenido lugar. Aunque también muchas veces lo que ocurre es que durante el trabajo de edición, el periodista, se toma ciertas libertades y puede tergiversar las declaraciones brindadas por el entrevistado. Deformar la realidad en un intento de conseguir una primicia puede llevar a esto. La credibilidad de las entrevistas ha ido disminuyendo con el pasar del tiempo. La actitud de los entrevistados es cada vez menos colaborativa. Aparecen casos como el de Warhol y sus respuestas que dejan desarmado al entrevistador. La burla implícita en sus contestaciones. La falta de respeto e interés por el periodista. Es difícil enfrentarse a una persona que no esta predispuesta a colaborar. Todos tememos al fantasma de Andy.
Afortunadamente a mi no me toco entrevistar a un personaje como ese. Mi entrevistado se mostró participativo durante el proceso. Accedió a la entrevista sin dudarlo. La charla empezó a la hora prevista. A pesar de mostrar algo de impaciencia al comienzo, durante el lapso que duro el encuentro se fue relajando. Pero este fue mi caso.
Cada entrevista es única. No podemos saber que nos depara. Debemos estar entrenados, para saber como manejar la situación y sacar el mayor provecho posible de ese tipo de encuentros.
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